miércoles, 21 de diciembre de 2011

¡Rompe tus dependencias afectivas!



        La dependencia afectiva es la incapacidad de vivir la propia vida, es una anulación psicológica. El amor propio, el autorrespeto y la propia esencia son entregados a otra persona pensando que es más importante y valiosa que uno mismo, por el miedo a la pérdida, a la soledad y al abandono. Las características de la dependencia afectiva son:
*Aumento de la tolerancia: el malestar es una de las señales importantes, sin darse cuenta las personas llegan a rebasar sus propios límites.
*Presencia del síndrome de abstinencia: se hace necesario tener la seguridad de que la pareja nunca se irá, por lo que se está dispuesto a hacer cualquier cosa para evitarlo, las ausencias de la pareja se viven como "abandono", cuando la pareja no está es como si faltara algo.
*Deseo de suprimir el consumo: el sufrimiento constante por la sensación de pérdida de la pareja, hace que se tenga el deseo de terminar con esa relación.
*Afección en otras áreas: casi imperceptiblemente van alterándose otras áreas de la vida, el desequilibrio emocional llega a desajustar el desarrollo social, laboral, familiar, etc.
*Incapacidad con conciencia: a pesar de estar consciente de las consecuencias que se viven por la dependencia no se puede dar fin a la relación. La persona dependiente no se siente preparada para admitir la pérdida puesto que vive la relación como su fuente de seguridad, lo que fortalece la incapacidad de renunciar a ella.
   Darse cuenta de que se es dependiente emocional es el primer paso para la sanación, asumir de que se tiene un problema y que no es la pareja la responsable del malestar interno, es ya un avance considerable.
*Tomar conciencia: ésto hace necesaria la revisión de las estructuras internas, resignificar los vínculos afectivos primarios y responsabilizarse de las propias necesidades.

    El amor está hecho a la medida del que ama, amamos a partir de lo que somos, una vez que logramos tener un propio sentido de vida, no será necesario recurrir a nadie más, cuando eres "tú", la pareja podrá convertirse en un bello acompañamiento y por cierto, en una decisión.

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